dimarts, 26 de gener del 2010

El Dragón sin fuego


Había una vez un dragón terrible que asustaba a todo un reino. Los niños huían solo en oler el olor de azufre que desprendían sus pestañas. Era tan maligno que hacía barbacoas con los riñones que arrancaba a los niños y luego les obligaba a comérlos. Era un dragón muy malo. Pero un día su llama se apagó y el dragón terrible dejó de dar miedo. Los niños ahora se reían de él y cuando lo veían le tiraban huevos. los viejos le golpeaban con sus bastones si pisaba la hierba y los perros se le meaban. Ya no era horrible, ya no asustaba. Era un dragón sin fuego. Entonces el dragón se puso triste y empezó a llorar. No muy lejos de allí había uno de eso niños sin riñón, Braulio, que lo vio desde su balcón y se compadeció de él. Bajó a la calle y le regaló el mechero rojo que utilizaba para quemar hormigas y así pudiera calmar sus ansias piromanas y volver a ser feliz. El dragón, que aunque no tuviera fuego continuaba siendo dragón, se puso muy contento y estuvo tan agradecido que le coincidió el honor de ser el primero en arder. Después quemó a todo el pueblo por haberse reído de él y a todos los perros por haberse meado en sus patas, ya con todo el reino en llamas continuó su camino a otro lugar en búsqueda de más gente a la que quemar con su mechero rojo nuevo (que tan feliz le hacía).